residencia canina Jaen

Los perros poseen dos tipos de comportamiento. El innato es el que se transmite por medio de la genética, al paso que el adquirido se fundamenta en la experiencia y la educación recibida durante su vida. El entorno es determinante en el equilibrio entre los dos tipos de comportamiento.

Comportamiento innato
El comportamiento innato, es el que se hereda genéticamente igual que se transmite el color, el tamaño o bien la manera. De ahí que en la residencia canina Jaen podamos hablar de determinada tendencia a enseñar un determinado carácter entre los animales que pertenecen a exactamente la misma raza. Este tipo de comportamiento, no tiene que ver con el entorno en el que se desarrolla o bien las condiciones en las que vive y, si bien sean variables, estos factores no lo influyen ni lo alteran. Un caso de comportamiento innato, es la defensa de las crías que hace la madre. Si bien tengan confianza plena en su dueño, ciertas perras pueden enseñar los dientes y gruñir si alguien procura acercarse o bien manipular a sus cachorros. La defensa del territorio o bien la busca de comida son otros comportamientos innatos.

Comportamiento adquirido
Se llama de esta forma al comportamiento que se aprende durante la vida. En un caso así, el entorno, la educación y las experiencias son determinantes, y puede ser alterado mediante un aprendizaje conveniente.
Al depender de las experiencias individuales, cada cánido termina desarrollando su comportamiento adquirido. Ejemplos de este tipo de comportamiento son el hecho de aprender a evacuar en ciertos instantes (a lo largo de un camino) o bien en un sitio específico (en el jardín y no en el salón), o bien aprender a sentarse, tumbarse o bien quedarse quieto al percibir la señal del dueño.

Los comportamientos adquiridos, pueden ser variadísimos y no siempre y en todo momento se trata de comportamientos que el animal efectúa de forma voluntaria: a resultas de la experiencia en la residencia animal puerta de andalucia, los animales pueden aprender a efectuar ciertos comportamientos reflejos en contextos particulares. Un can que saliva al ver un pedazo de carne, está mostrando una contestación innata de salivación refleja. No obstante, en un conocido estudio de fisiología de finales del siglo XIX sobre la salivación del can, se probó de qué forma, tras asociar múltiples veces el sonido de una campana con la entrega de un pedazo de carne al cánido, el sólo sonido de la campana llegaba a hacer salivar al can, incluso cuando la carne se había retirado de la prueba. Meridianamente, sólo el can que ha hecho esta clase de experiencia ha adquirido una contestación de salivación al escuchar el sonido de una campana. Merced a este trabajo se desarrolló la ley del reflejo condicionado. El trabajo lo firmó el fisiólogo ruso Iván Pávlov.

La busca del equilibrio
Indudablemente, el equilibro se alcanza al intentar sostener las peculiaridades propias de un cánido (esto es, su comportamiento innato) compaginándolas con una educación adecuada que fortalezca, a través de experiencias positivas, un comportamiento adquirido conveniente. Administrar al can un entorno ideal, le va a ayudar a desarrollar y fortalecer de los aspectos más positivos de su carácter heredado genéticamente.
El equilibrio, entre el comportamiento innato y adquirido de los animales es esencial a fin de que un can sea estable y sano tanto mental como físicamente.