Si nos basamos, en las que se encuentran disponibles en el mercado, las número uno en ventas son las lentes blandas o hidrófilas (se llaman así porque debemos conservarlas sumergidas en líquido). El secreto de su éxito, es muy sencillo, se adaptan bien a la superficie del ojo y resultan muy confortables. La clave consiste en la hidratación: tienen una estructura porosa que capta agua. Y, a mayor hidratación de las lentillas, más tiempo en horas de uso diario, es decir, más tiempo podrán utilizarse al día. Lo último en materiales para estas lentillas es el hidrogel de silicona. Las lentillas blandas pueden ser desechables para un día, una semana, quincenales o mensuales. La mayor ventaja de cambiar las lentillas cada poco tiempo, es que hay menor riesgo de infección. Aunque además podemos encontrar una opción más duradera, las llamadas blandas normales, cuya vida oscila el año y medio. ¿Y su precio? Las desechables son las más caras. Claro, a menor vida de la lente, mayor precio. Consúltalo en Lentillas a domicilio, donde te orientarán.
No nos tenemos que olvidar de las lentes cosméticas, confeccionadas como un complemento de la imagen personal. Podrán ser graduadas o sin graduar, para cambiar el tono natural del iris o acentuarlo, además las hay con motivos impresos (un ojo de gato, una llama, etc.) para utilizar en momentos puntuales. Se pueden encontrar de forma desechable de 30 días y en el convencional de año y medio. Pero también se precisa una adaptación por parte del óptico y en ningún momento se pueden prestar de una persona a otra.