Financian hasta el cien por ciento del costo del inmueble y su plazo de amortización fluctúa entre 35 y 50 años.
No todas y cada una de las hipotecas son iguales, ni tienen exactamente la misma finalidad. Aparte de las tradicionales, las hay destinadas a financiar a quienes tengan pensando adquirir una casa que esté aún en construcción, o bien las llamadas autopromotor, dirigidas a quienes edifican o bien rehabilitan la propia residencia. Pocos son los bancos y cajas de ahorros que las incluyen en su propuesta hipotecaria, en tanto que se trata de préstamos de larga vida (de entre 35 y 50 años de plazo de amortización) que financian la totalidad o bien una gran parte de la nueva residencia, y con condiciones singulares, pero de todas y cada una de las formas, debes buscar las mejores hipotecas para tu casa.
Hipotecas autopromotor
Entre las modalidades que existen en el mercado de créditos nacional se encuentran las hipotecas llamadas autopromotor, con las que no solamente se financia la construcción, también las reformas del inmueble:
La Hipoteca Autopromotor está destinada a la construcción o bien rehabilitación inmobiliaria. Tiene dos periodos, para la fase de construcción en la que la predisposición del capital se realizará a través de certificaciones de obra, conforme vaya avanzando el proyecto. A lo largo de esta etapa, se puede contar con la falta de amortización del capital y abonar sólo los intereses.
La otra fase es la de amortización, tras la finalización de la obra. Se empieza el periodo de devolución del préstamo, a través de cuotas mensuales de capital y también intereses. Se puede seleccionar entre interés variable, fijo o bien mixto por un precio de hasta el ochenta por ciento del valor de tasación.
Financiar la residencia en construcción
La hipoteca Residencia en construcción, está destinada a quienes deseen adquirir una casa que aún se halla en fase de construcción, con un tipo de interés inicial adaptado, y el resto dependiendo de la vinculación de las personas solicitantes y del porcentaje sobre la tasación de la residencia.
Las diferencias con las hipotecas tradicionales
Sus diferencias respecto a las hipotecas tradicionales, se encuentran en puntos muy concretos:
Tienen gran flexibilidad, en tanto que se pueden contratar con tipos de interés a voluntad del titular: variable, fijo… e inclusive a libre predisposición.
Ciertas modalidades, como las hipotecas bonificadas, dejan ahorrar en varios puntos menos, puedes ver la web para poder equiparar las ofertas del mercado.
Cuentan con dos periodos meridianamente delimitados: la fase de la construcción de la residencia, en la que hay que una serie de ventajas en función de cada producto, y el periodo de amortización, cuando comienza a hacerse efectivo el préstamo, a través del abono mensual de capital y también intereses.
Financiación de residencias unifamiliares
Entre las hipotecas destinadas a cubrir necesidades concretas, pueden encontrarse asimismo las que financian la adquisición de residencias unifamiliares en construcción. En un inicio se establece un plan de disposiciones del préstamo, que coincide con las certificaciones de avance de la obra, hasta su completa terminación. A lo largo de la fase de construcción, el titular de la hipoteca puede gozar de un periodo de carencia, con lo que solo va a pagar intereses.
El periodo de amortización, empezará al concluir este intervalo de gracia.
Como en otros productos de afines peculiaridades, la financiación máxima alcanza el 80 % del valor de tasación a lo largo de un plazo máximo de treinta años, en el que se aplica un género de interés del 6,15 por ciento a lo largo del primer año. Más tarde se referencia al Euribor + 0,90 por ciento , con un periodo de carencia máxima de un par de años.