Una cita esperada, una entrevista de trabajo, la percepción de una situación como peligrosa, un examen decisorio, son experiencias a las que las mayor parte de las personas se enfrentan en algún momento y donde experimentan los síntomas que caracterizan la respuesta de ansiedad; taquicardia, palmas de las manos con sudores, preocupación, aceleración de la respiración, temor, aprensión, tensión muscular, etc.
Por el contrario, los Trastornos de Ansiedad, son trastornos psicológicos que difieren cuantitativa y cualitativamente de las sensaciones que se relacionan con los nervios o la agitación, que aparecen cuando tenemos que hacer frente a una situación desafiante, de intimidación o de peligro para nuestra propia integridad. Los Trastornos de Ansiedad, tienen la capacidad potencial de llegar a interferir negativamente, con la habilidad de una persona para desenvolverse y acoplarse a su entorno comunmente habitual.
La sintomatología característica de los Trastornos de Ansiedad, difiere de los sentimientos comunes de nerviosismo e inquietud, en que se aparece externamente, como reacciones desproporcionadas y/o no justificadas, ante situaciones normalmente cotidianas, reacciones que salen del control voluntario de la persona, poseen un carácter intenso y recurrente, crean incomodidad y malhumor e interfieren significativa y negativamente en la vida de la persona en multitud de momentos.
En vez de actuar como mecanismos de preparación, atención, protección y alerta frente al peligro, estos signos de activación emocional, dejan su valor adaptativo y convierten algunos momentos o eventos normales, en corrientes potenciales de terror y pánico. Cuando este tipo de trastornos no son correctamente diagnosticados y tratados por los psicologos, con el paso del tiempo y del crecimiento de la enfermedad, pueden impulsar a la persona a tomar una serie de medidas de evitación y/o huída que le tengan seguro de las corrientes de peligro que percibe, desde no salir de casa hasta esquivar cualquier contacto social. Esta clase de medidas, afectan mucho a la calidad de vida de la persona padecedora de esta clase de trastornos, tanto a nivel personal como familiar, social o laboral.