Los gobiernos en Marruecos, se han ido consolidando a base de amplias coaliciones de gobierno, en las que están partidos de las más variadas ideologías: independientes, el Istiqlal de centro-derecha, los socialistas de la USFP, los comunistas, y frecuentemente el Movimiento Popular (coalición esencialmente beréber). Los islamistas del PJD son también un tanto sui géneris. Tienen candidatas sin hijab (velo islámico) y han llegado a comentar que la sharia, la ley islámica, no es la única fuente de Derecho en Marruecos, algo muy infrecuente entre partidos de este sistema.
Marruecos es la representación de uno de los ejes fundamentales del Islam moderado en el mundo, un verdadero modelo marroquí, en el que el hecho de que el rey es Comendador de los Creyentes tiene un papel primordial. Este sistema de moderación, ha colocado a Marruecos en el punto de mira del yihadismo, y su compromiso en contra del terrorismo no debe ser puesto en duda, por intereses propios y por compromiso con los países del ámbito árabe-musulmán.
Esta posición, convierte a marruecos en un país preciso en la lucha contra el fanatismo y el terrorismo yihadista, como así lo reconocen los países más importantes del mundo y así queda plasmado también en un estudio de varios foros de pensamiento de EE UU, entre otros el del prestigioso Potomac Institute. De esta forma, conviene recordar hasta qué alcance el terrorismo yihadista ha crecido en la zona del Sahel, irradiando violencia e inestabilidad hacia el norte y hacia el sur.
El conflicto sin solucionar del Sáha-ra, continúa siendo fuente de inestabilidad y de incertidumbre para Marruecos y el resto de la región. En estos momentos, es preciso encontrar una salida equilibrada, que sea de pleno respeto al principio de autodeterminación, que puede significar independencia o reintegración del territorio.